Lo importante es que seas TÚ quien tome la decisión, sea cual sea y seas consecuente con ella. Por eso, fundamental: Reflexiona antes de hacer o decir nada.
Preguntas previas obligadas
¿Qué siento realmente?
Sopesa si estás confundiendo amistad y amor. Piensa hasta qué punto puede ser o no un capricho, un momento de enajenación mental, si te sientes solo o si ha sido sugerido por los demás.
¿Qué creo que siente la otra persona?
Analiza si no estás perdiendo la objetividad o viendo lo que quieres ver.
¿Le digo lo que siento?
Valora los costes y beneficios de esa decisión. Hagas lo que hagas ten claro que hay cosas o decisiones que no tienen marcha atrás.
¿Qué puede pasar si le digo lo que siento?
Sufrir por no ser correspondido, perder la amistad y distanciaros o permanecer en el mismo grupo pero sintiéndoos muy incómodos. O dejar de torturarte por la duda de lo que podría haber ocurrido entre vosotros.
Labor de espionaje
Indaga lo más discretamente posible en vuestro grupo de amigos por los sentimientos amorosos y gustos de esa persona. No se lo cuentes a los amigos comunes, por tres razones:
- Quizá alguno caiga en la tentación de “hacerte un favor” o de pensar por ti y destape el asunto sin que tú tengas todavía claros tus sentimientos o simplemente no quieras que se sepa.
- Puede que te sientas presionado para “hacer o decir algo” cuando realmente todavía no has decidido nada.
Si finalmente decides no decir nada, puede que te sientas incómodo porque ese otro amigo lo sabe y dejes de comportarte con naturalidad.
Stop a los pensamientos irracionales
Decidas lo que decidas, hay que ser consecuente, nada de pensar cosas como; “Cómo puedo estar haciéndole esto”, “Me siento un traidor”, “Me va a hacer sufrir”, “Le voy a hacer sufrir”, “Seguro que se me nota”, “Soy un mentiroso”, “Soy un cobarde”, “Lo mejor es desaparecer”, “Es como si la estuviera engañando”…
Quita el drama y recurre al sentido del humor. Si decides dejarlo correr, puede que tengas que sufrir en silencio por una temporada pero aprenderás a convivir con ese sentimiento. Si decides sincerarte, recuerda que si verdaderamente es tu amigo no te juzgará o se aprovechara de tus sentimientos para manipularte. No hay culpa, ese sentimiento es totalmente lícito y comprensible.
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