¡Por qué sólo te vas a enamorar tres veces!

amor1Una vez más el amor volvió a engañarnos. Las mariposas en el estómago no nacen por el click de dos almas gemelas o porque al fin llegó la persona que nos comprende a la perfección. Todo es un juego mental, un autoengaño provocado por el inconsciente y nuestra poca madurez emocional. 

Las personas maduran con cada experiencia –ya sean éxitos, desdichas o tragedias– ¿pero qué hay con el corazón? ¿Él ya nació perfecto? Según la psicología, el amor debe pasar por tres etapas bien definidas cuya atracción por el otro dependerá del idealismo, narcisismo y  sinceridad de cada uno. Pon atención en cada una de ellas.

Primera etapa: amor idealista o ingenuo

Este tipo de amor surge cuando somos jóvenes, incluso cuando aún estamos en la secundaria. Debido al desconocimiento del mundo real a los 13 años, el sentimiento sufre de idealismo románticos. Es aquí cuando creemos que todas las relaciones son perfectas y duran una eternidad, así como se muestran en los cuentos de hadas y películas fantásticas que vimos en la infancia. 

Los psicólogos señalan que el idealismo lo construyó la sociedad –y muy probablemente nuestras familias–. El problema es que ningún amor es perfecto y las peleas aparecerán, pero solemos aceptarlas porque terminamos creyendo que “así debe de ser”.

Segunda etapa: amor por necesidad

La segunda etapa es la que más nos duele y nos enseña lecciones sobre quiénes somos. El idealismo se rompió con una tormenta; hubo mentiras, engaños y manipulación de alguien aprovechado. Después de sufrir quedamos como corderos indefensos que necesitan cuidados especiales para recuperarse. Es por eso que el amor termina convirtiéndose en una necesidad.

Otra vez volvemos a fallar, porque el amor nunca funciona con egoísmo y mucho menos si lo hacemos para calmar una herida. Pero a esa edad no lo entendemos y durante toda la adolescencia y buena parte de los 20, nos la pasamos amando por necesidad.

Los psicólogos dicen que los patrones destructivos se multiplican. Pueden haber abusos emocionales, mentales e incluso físicos. Generalmente son las relaciones codependientes donde hay una víctima y un abusador. Sin darnos cuenta nos volvemos adictos a este tipo de cariño-desprecio hasta que casi nos mata. 

Tercera etapa: amor inesperado

El amor nos pulverizó; durante tanto tiempo nos atacó y ahora estamos moribundos. Decimos que ya no creemos en el amor, que preferimos estar “solos que mal acompañados” y comenzamos a realizar nuestras vidas en función de nosotros y no de los demás.

Sin darnos cuenta, la vida comienza a mejorar porque nos concentramos en nosotros mismos. Cumplimos metas, objetivos, sueños. En el momento que nos resignamos en el amor llega una misteriosa persona de manera inesperada, la cual es completamente distinta a las demás.

A estas altura ya no hay idealismo, necesidad y expectativa. No esperamos nada ni tampoco exigimos, pero aquella persona nos regala todo. Ése es el verdadero amor; el que nos hace reír y  sentirnos bien de manera natural. 

Posiblemente necesitamos toda una vida para aprender cada lección, o tal vez, si tenemos suerte, sólo nos llevará unos cuantos años. Tal vez no se trata de si alguna vez estamos listos para el amor, pero si el amor está listo para nosotros. Quizá Juan Gabriel tenía razón y no nacimos para amar.


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